miércoles, 23 de enero de 2013

CALETA TORTEL - PUERTO RÍO TRANQUILO

CALETA TORTEL - PUERTO RÍO TRANQUILO (240 km apróx. viaje en van)

Nuestro amigo alemán se fue muy temprano, nos levantamos después de el y partimos a recorrer Caleta Tortel a las 7 am. Estaba medio nublado y llovía un poco, la plaza de estacionamiento estaba llena de turistas que se quedaron varados el día anterior porque el bus que los llevaría a Coyhaique no salió, algunos incluso tuvieron que dormir en la escuela. Nuevamente bajamos y subimos las escaleras del pueblo, nos tomamos muchas fotos hasta llegar a la playa grande, aquí parecía que estábamos en las islas filipinas. Hay pequeñas islas muy cerca. Hacia el pueblo en lo alto se ve un cerro enorme con ventisqueros en la cima, en este lugar termina Campos de Hielo Norte







Estuvimos recorriendo largo rato, fuimos a un mirador que tiene esculturas en cerámica gres, fuimos a ver por fuera el palacio municipal, pasamos a comprar hierva mate para llevarle a Don Nica y finalmente fuimos a comprar pan donde la abuelita para tomar desayuno.







Mientras tomábamos desayuno en el hospedaje, nos preguntaron si nos queríamos devolver en  van a Coyhaique, lo pensamos un rato y aceptamos. Se preguntaran por qué?, bueno, la explicación es que si nos devolvíamos en bici, no podíamos visitar las capillas de mármol en Pto. Río Tranquilo (1 día) , tampoco ir al Glaciar Exploradores (2 días), no podríamos recorrer Villa Cerro Castillo (1 día), menos quedarnos en el camping de la Reserva Cerro Castillo (1 día) y llegaríamos justo para tomar el avión, cuando la intención era llegar antes para enviar los carros por tierra a Santiago.

La van llegó a Caleta Tortel con una pareja que se casaría ahí y para no devolverse  vacío se llevó a la gente que no pudo tomar el bus. Nos cobraron $ 30.000 por los 2 con bici y carro hasta Puerto Río Tranquilo, ganaríamos 4 días de pedaleo.

Cuando la van salió de Caleta Tortel, nos queríamos bajar, nuevamente nos arrepentíamos pero nos conformábamos pensando que podríamos visitar otros lugares. Nos lamentamos todo el viaje pero era una cosa por otra. El día se abrió y estaba espectacular, lo disfrutamos bastante. Pasamos a dejarle la hierva mate de regalo a Don Nica, nos estaba esperando. 




El chofer de la van conocía mucho la carretera, corría muy fuerte, nos contó que hasta un par de años atrás era el único que transportaba pasajeros entre Coyhaique y Caleta Tortel, los casi 500 km en 1 día. Ahora corre 1 bus desde Cochrane a Tortel y si mal no recuerdo 1 vez a la semana un bus de la Municipalidad de Tortel viaja a Coyhaique en 2 días. El pasaje es gratis para la gente del pueblo pero deben pagar el hospedaje en Cochrane. El hombre tiene ahora una empresa de turismo y con su van recorre toda la región. 




El hombre muy buena persona, se detuvo en todas las vistas panorámicas y otros sitios que conocía  para que tomáramos fotos desde la van, otras veces nos pedía la cámara para tomar él la foto. También nos indicaba los nombres de ciertos lugares y cerros, fue un viaja bien bueno!




No recuerdo la hora exacta que llegamos a Puerto Río Tranquilo, creo que eran las 16:00. Bajamos las cosas, enganchamos los carros y antes de partir a buscar camping se acerca un grupo de  mujeres a la van para ir a Coyhaique. Les preguntamos por algún lugar y nos recomendaron uno al final del pueblo después de la cancha de fútbol. Fuimos directo, la señora tenía zona de camping con lavadero, baño, duchas con agua caliente, comedor con cocina y lavaplatos. Aparte tenía hospedaje y ofrecía la cocina para que pudieras preparar comida, la verdad el lugar era muy bueno.

Nos acomodamos y partimos a ver las salidas de los botes a las Capillas de Mármol. Cobran $ 5.000 por persona y se sale en grupo. Reservamos para las 9:00 del día siguiente porque ya  no había gente para salir esa tarde. Dimos vueltas por el pueblo, compramos cosas para comer y volvimos a la carpa a organizar los días siguientes. Pretendíamos a toda costa bajar hacía el Glaciar Exploradores y quizás llegar un poco más allá, para después continuar hacia el norte, quedarnos 2 días en Villa Cerro Castillo y 1 día en la Reserva.

Si no lo saben, en Puerto Río Tranquilo sale un camino hacia la costa. Este camino está en construcción desde que se hizo la Carretera Austral. Nunca se ha terminado y creo que es porque te lleva directo a la Laguna San Rafael, lo que golpearía fuertemente a los costosos tour que hacen los cruceros hacia el Glaciar San Rafael. (En el futuro pretendemos llegar a la Laguna San Rafael por esta vía a pie)




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martes, 22 de enero de 2013

LAGO VARGAS - CALETA TORTEL

LAGO VARGAS - CALETA TORTEL (65 km apróx)

Cuando despertamos inevitablemente dijimos: "estamos vivos" jajajaja. Don Nicanor ya tenía fuego encendido, fuimos a tomar desayuno y volvimos para cargar los carros. 

Cuando nos fuimos a despedir, Don Nicanor nos tenía preparada otra vudinera de truchas al horno con papas cocidas. Sinceramente nunca nos imaginamos tanta amabilidad y preocupación de alguien extraño. Nos dio cátedra de como debiéramos ser como personas. 


Partimos cerca de las 11:00, no nos queríamos ir, el día estaba bien cerrado y en cualquier minuto se ponía a llover. Después de la casa de Don Nica había una especie de cantera hacia el río, lo más probable es que sacáran de ahí el ripio para esta parte del camino. 

Bordeamos la parte sur del Lago Vargas, el ripio estaba más apretado por la lluvia del día anterior y hacia mas rápido el pedaleo. De a poco la selva patagónica iba imponiendo presencia, a lo lejos en los cerros se podían ver las nalcas, arboles y la típica vegetación que ves en revistas.





Avanzamos varios kilómetros sin toparnos con autos, debió ser por la amenaza de lluvia. El camino ya no tenía un tobogán marcado, era más bien plano con falsos llanos, el sol de ves en cuando asomaba pero solo para ilucionarnos porque el cielo se volvía a cerrar, llovía un poco pero no hacía frio. El paisaje se volvió entretenido porque entramos de lleno en los bosques australes. Paramos a descansar en un puente, aprovechamos de comer algo, nos pusimos como lagartijas al sol para calentarnos y antes de partir nos pusimos a debatir: Oye, eso de allá es río?, no sé?, me tinca río porque avanza, será el Baker?, en serio?, hasta aquí? pero si desemboca en Caleta Tortel, va muy tranquilo para ser el Baker, fijate la corriente que lleva al medio, a deberas… 


El camino sigue en cornisa respecto del río, habían pequeñas caídas de agua en las rocas y  después de cruzar este sector había una cascada muy grande, parada obligada para sacar la cámara. También en este sector se logran ver casas en la ribera poniente del río y dejan sus autos al costado del camino. Después de la cascada, el Baker se aleja para que los grandes arboles acompañen el falso llano que de a poco se transforma en una subida interminable hasta llegar al cruce entre Tortel y Puerto Yungay. A la izquierda se ve una muralla, si una muralla de roca y arboles, esta cuesta es parte del camino que lleva a Villa O`Higgins y en lo alto se logra ver el mirador. Aunque estuvimos varios minutos mirando el paisaje y leyendo el letrero, estábamos felices de que faltara poco para la meta, sólo 22 km a Caleta Tortel!








Antes de iniciar el pedaleo, mirábamos la bajada en el camino a Tortel después del cruce y dijimos: "Hay que hacerla con cuidado", el ripio estaba seco y suelto por lo que a gran velocidad la bici se nos podía descontrolar. Bajamos con precaución y seguimos, el camino es plano en todo el trayecto pero muy malo, lleno de hoyos que tratas de esquivar pero es inevitable pasar por ellos. Estos 22 km fueron muy sufridos y muy lentos pero el paisaje lo paga todo. Nos topamos con varias camionetas hacia Cochrane y si mal no recuerdo algo de viento nos pego. En partes el camino cruza unas especie de pantanos con bosques muertos en ellos, de seguro en época de invierno el Baker inunda toda esta parte (Lo confirmamos después con la gente del pueblo). Ibamos a punto de llegar a Caleta Tortel y se puso a llover muy fuerte, el frío calaba los huesos y como siempre antes de llegar a destino, una cuesta. No sabíamos cuanto faltaba pero el aeródromo nos indicaba que estábamos cerca, lejos escuchábamos música, y nos preguntábamos que era. Nos dábamos fuerza mutuamente para lograr subir y evitar parar en la cuesta. Llegamos al portezuelo, la lluvia seguía muy fuerte, empezamos a bajar hasta llegar a la plaza de estacionamiento y mirador de Caleta Tortel, lo único que dijimos fue Llegamos!!!, se me llenaron los ojos de lágrimas, la gente que estaba ahí nos aplaudió y nos tomaban fotos.


Nos refugiamos por un momento en el paradero, después fuimos a la of. de información para averiguar alojamiento y no quedaba nada. Como andábamos en bicis con carros no podíamos alojarnos en la parte baja del pueblo. Lo único que quedaba era una habitación con 3 camas cerca de la plaza de estacionamiento. Fuimos y cobraban $ 10.000 por cama, ósea, aunque fuéramos 2 ó 1 había que pagar $ 30.000. Un alemán estaba preguntado al mismo tiempo que nosotros y se fue un poco molesto, rápidamente le pregunte a mi hermana si le incomodaba compartir la habitación y me respondió que no le complicaba. Corrí hacia el alemán y con mi súper inglés le pregunte si quería compartir la habitación a lo que accedió inmediatamente. Nos ayudó a subir las bicis a la pasarela (creo que dábamos pena porque estábamos muy mojados) descorchamos los carros, los guardamos y dejamos las bicis afuera.

Después de bañarnos y a pesar de estar muy cansados decidimos bajar la larga e interminable escalera que llega a la Caleta para encontrar algún lugar donde comer. Nos habían recomendado el Restaurante El Mirador porque era abundante. La lluvia seguía fuerte y nos afirmábamos bien de las barandas para no resbalar. Seguimos por la pasarela principal que conecta con el otro sector del pueblo y como la estaban arreglando tuvimos que cruzar un pequeño cerro subiendo otra escalera para llegar a nuestro anhelado restaurante. Sentía dolor en la tibia de ambas piernas pero ya me imaginaba ese plato de comida como el de Cochrane. Antes, Paramos en una pequeña caseta donde vendían artesanía, principalmente gorros y calcetines de lana. Entramos al restaurante y de inmediato nos dicen que lo único que hay es pechuga de pollo deshuesada con papas fritas y ensalada. No hay problema dijimos, imaginandonos algo abundante. Llegó más gente, de hecho habían mesas reservadas, esperamos cerca de 1 hora y cuando llega el plato nos fuimos de espalda… 2 trozos minúsculos de pechuga, 8 papas fritas, 3 tajadas de tomate y un poco de zanahoria rallada con repollo. Nuestros platos fueron los primeros en salir y todos miraban lo que pronto les llegaría la mesa. No lo podíamos creer y lo más desconcertante fue que era muy caro ($ 8.000 p/p). Teníamos tanta hambre que en un santiamén ya no había nada en los platos, pagamos y salimos corriendo a comprar completos a una casa que vimos antes. Estaba cerrado, nos apuramos en llegar al único súper de abarrotes que hay, compramos una coca-cola grande, jamón y queso pero solo tenían pan de molde muy caro. Estaba bien oscuro y gracias a Dios había parado un poco la lluvia, preguntamos si alguien vendía pan y nos recomendaron una abuelita al otro lado de la bahía. Partimos esperanzados, cuando llegamos el pan estaba saliendo del horno, le compramos 10 panes, dimos la media vuelta, bajamos 2 escalones y como vimos a la pobre tan sola decidimos ofrecerle nuestra compañía. 





Vimos las noticias y nos enteramos que la barcaza La Tehuelche, en la que cruzamos el Lago Gral. Carrera la estaba inaugurando el ministro Golborne. Por eso era tan reluciente, estaba nueva, jajajaja. La abuelita era una de las fundadoras del pueblo junto a su difunto marido, tuvieron muchos hijos, aun más nietos y varios bisnietos, numerosa familia!! 

A la hora que llevábamos de conversación con la abuelita, llegó a verla una nieta con su hijo, le sorprendió nuestra presencia puesto que estaba muy preocupada que estuviera sola. Se unió a la conversación y nos contó que se sienten bien aislados, en invierno el Baker corta el camino en varios sectores, que en los pueblos del sur se están quedando solo los mayores de edad, los jóvenes se ven obligados a partir a corta edad para poder terminar de estudiar, no tienen salud de calidad, en el consultorio hay una enfermera y muchas veces el capitán de la armada hace las veces de médico. El único teléfono publico que tienen funciona tarde mal y nunca, la recién instalada novedad del internet wifi se cae a cada rato. El alcalde transformó la alcaldía en un Palacio como ellos lo definen y les regalaron un carro de bomberos nuevo, siendo el único pueblo en chile y me atrevo a decir del mundo que no tiene calles sino escaleras y pasarelas. 

Desde sus inicios Caleta Tortel a sido un pueblo maderero y aún no tienen inculcado el turismo en su comunidad. De a poco las mujeres han creado talleres para tejer cosas en lana y artesanías de madera. No hay paseos en bote, que podrían explotar muy bien ya que muy cerca se encuentra la isla de los muertos y aunque esta un poco más lejos, se podría llegar fácilmente al Glaciar Jorge Montt.

Les preguntamos por la turbiedad del agua potable, nos dijeron que es producto de la escasez de agua en la laguna donde se almacena y que el filtro ya está tocando fondo. Al igual que al principio de nuestro viaje nos dábamos cuenta de lo escasa que es el agua en toda la región.

Inevitablemente les preguntamos por Hidroaysen y se oponen rotundamente. El problema tiene varia aristas pero se concentran en 2  y una de ellas los debilita como comunidad. Lo primero, es el embalse que se pretende instalar en el Río Pascua (justo en sus cabezas, aunque se encuentra a varios kilómetros). El peso de este embalse es lo que se a burlado profundamente pudiendo provocar un tsunami de grandes proporciones si colapsa. Lo otro es la gente de afuera de la región que compró terrenos y les da lo mismo vender porque No tienen un apego sentimental con la zona como ellos que han estado toda una vida en el mismo lugar. Esa gente, es la que los afecta más porque ablanda la oposición contra la hidroeléctrica y los divide.

Bueno, cerca de las12 de la noche ya nos vimos obligados a ir a dormir mientras la abuelita seguía preparando pan para el día siguiente. Afuera seguía lloviendo, a duras penas veíamos los peldaños de las escaleras,  medios perdidos llegamos a la plaza de estacionamientos y nos fuimos a dormir. Entramos despacio porque nuestro amigo alemán estaba durmiendo plácida y profundamente. Lo entendimos cuando nos acostamos, las camas eran exquisitas, te hundías en ellas, eran abrigadoras, muy cómodas. En nuestras cabezas había una ventana, se podían ver las sombras de los arboles que inesperadamente se movían por el viento, la lluvia seguía sin parar y su choque con las hojas de los arboles parecía un cascabel pero de sonido más tosco y corto. Nunca me olvidare de ese momento.


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viernes, 18 de enero de 2013

COCHRANE - LAGO VARGAS

COCHRANE - LAGO VARGAS (65 km apróx.)

Nos despertamos temprano, estaba a punto de llover y hacia frío. Tomamos el último desayuno en mesa para partir hacia Caleta Totel a las 10:00 hrs. 

Afuera nos encontramos con los amigos de la camioneta  y uno de ellos nos hizo barra, jajajaja. Nos dieron buenas vibras antes de partir. 

Sinceramente no recuerdo el tramo que hicimos este día hasta donde se los quebró el carro, quizás es donde no tomamos fotos y porque no había mucho que ver con el día tan cerrado. 

Después del km 30 nos encontramos con unos ciclistas que iban al norte. Eran 3 suizos y 1 francés. 2 de ellos eran pareja y venían pedaleando de Buenos Aires con meta en Santiago. El otro suizo venía de Ushuaia con meta en Lima y el Francés partió en Usuaia para hacer toda la carretera austral. Se encontraron por el camino y siguieron juntos. 



La conversación inevitable es saber como sigue el camino y para nosotros no era muy alentador. Lluvia fuerte más al sur. 

Nos tomamos la foto de rigor y seguimos el viaje. El camino es encajonado por árboles y un cerro cortado. Luego se abre para continuar subiendo. No sabíamos donde estábamos, derrepente vimos un letrero con nombres de soldados fallecidos, curva a la derecha, empezaba el descenso de  "La Cuesta Barrancoso". Paramos en un mirador para contemplar el camino desde lo alto y abastecernos de agua. Ligeramente empezaba a llover, bajamos y se hizo más intensa. El descenso lo hicimos controlado para evitar accidentes porque ahora si estábamos lejos de algo que fuera civilización. En el tramo que ya habíamos hecho, pasaron muy pocos autos y nuevamente sentíamos la rudeza de la Patagonia. 











Al llegar al Puente Barrancoso había un diluvio, miramos hacia un paradero, que más bien parecen casetas, estaba llena de mochileros esperando que alguien los llevara. Avanzamos un par de kilómetros y nos refugiamos en unos árboles que cubrían el camino. Nos sentamos en una piedra y comimos el almuerzo oficial de nuestro viaje; pan, galletas y coca cola. Echamos de menos un termo con agua caliente que nos ayudara con el frío. 




Esperamos largó rato para que pasara el diluvio y seguimos. Lentamente dejaba de llover, el camino se volvía cada vez más interesante y me parecía haberlo visto en revistas. Llegamos al Río Ñadis, ribera muy amplia, al costado sur lo rodea un bosque que te invita a acampar, de hecho había un camioncito 4x4 suizo en la ribera. Pensamos en quedarnos pero preferimos avanzar, el sol asomaba de vez en cuando, bordeamos una laguna que tenía un ripio difícil de pedalear. Ya nos estaban pasando la cuenta los casi 70 km que estábamos haciendo, eran ya las 17:00 hrs. hora límite de pedaleo.  Queríamos encontrar pronto un lugar para acampar y secar la ropa. 





Salimos del sector del lago pero el camino seguía subiendo, sin un buen lugar a la vista. Ladraron unos perros y vimos una humilde casa con un letrero que decía "se venden terrenos". Se asomaba un caballero por una ventana, me acerque para preguntarle si el camino se abría más adelante para acampar y me respondió; "Por qué, se quiere quedar!?", "No" le respondí "sólo quería saber si...". Me interrumpió y dijo "quédese no más, quédese al otro lado, yo le abro". Nos miramos con mi hermana, porque nos causaba extrañeza tanta amabilidad, miramos el camino y no se veía nada mas que una subida. Nos acordamos que en Coyhaique nos aconsejaron no extrañarnos de la excesiva amabilidad de la gente más al sur. 

El lugar era bueno, pasto en el suelo para un buen dormir, río cerca y una casa que nos podía abastecer de agua caliente y fuego para secar la ropa. Mientras nos cambiábamos ropa el hombre hizo funcionar una moto sierra, lo que nos produjo una risa nerviosa... "Que esta haciendo el caballero?" Nos preguntábamos. 


Después fui a la casa a pedirle si podíamos dejar la ropa secando en la cocina, accedió amablemente, al entrar lo primero que vi fueron pescados colgando en un cordel que cruzaba la cocina. "Son truchas, las pesqué hoy día" me dice. Mientras colgaba la ropa me di cuenta que tenía muchos cuchillos. No les miento, me asuste!. Le pregunté sí lo podíamos molestar para cocinar y me respondió que fuéramos. 


Mientras preparábamos las cosas para ir a cocinar, sentíamos ruidos en la casa... Nos volvimos a asustar y la risa nerviosa volvía a nosotros. 

Llegamos a la casa y me dice: "no se preocupe, mire lo que preparé", abre la puerta del horno y saca una budinera con truchas acompañadas con papas cocidas. Estaban exquisitas, sazonadas sólo con sal y ají, espectaculares, literalmente nos chupábamos los dedos. Cuando terminamos de comer estábamos tan satisfechos que fuimos a dar una vuelta al río.

Cuando volvimos, nos invito a tomar mate y nos quedamos hasta muy tarde conversando. 

Antes de dormir en la carpa fue inevitable decir que nos sentíamos como Hansel y Gretel pero estábamos felices. 

Un poco de Don Nica

Don Nicanor es un hombre muy humilde de 70 años aprox., vive solo, sin luz eléctrica, sin agua potable, ni pensar de alcantarillado y menos de señal telefónica. Lleva 40 años en el lugar, llego a caballo para acompañar a su madre y encargarse de las 800 hectáreas que luego heredo. Su madre autorizo y cedió terrenos para que la ruta 7 cruzara por sus predios y nos comento que el letrero que vimos en la cuesta Barrancoso lo habían puesto por los soldados que murieron cuando un camión volcó en lo alto del camino. 

También nos comento que de vez en cuando va a Cochrane y 1 vez al mes tiene que ir obligado a Coyhaique por la insulina que se tiene que inyectar. A pedido muchas veces al municipio que lo ayude con una placa solar para tener un pequeño refrigerador y mantener la insulina pero nunca le han ofrecido una solución. 

Nos confeso que no le aburre estar sólo, "Siempre hay cosas que hacer" nos dijo, no se siente cómodo en el pueblo, vuelve rápidamente a su casa lejos de todo y no se siente aislado. 

Lo único que le preocupa es poder vender sus tierras antes de morir para dejarle todo a su único hijo que vive en Punta Arenas, quién no quiere saber de el.


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lunes, 14 de enero de 2013

FALLIDA SALIDA A CALETA TORTEL

Fallida salida a Caleta Tortel (30 km apróx.)

Este día empezaba parte del fin de nuestro viaje, sólo nos quedaban 131 km para llegar a Caleta Tortel, 2 días de pedaleo.

No queríamos dejar la cabaña pero el día estaba demasiado bueno para pedalear. Salimos a las 10:00 hrs., nos sentíamos con energía y tomamos buen ritmo desde el primer kilometro.

El camino era arenoso con una calamina que parecían pequeños cerros y nuevamente el polvo   que nos dejaban los autos molestaba. En lo personal me sentía con energía y volaba sobre la calamina. Salimos rápido del sector de Cochrane. El paisaje no llama mucho la atención porque son bosque de pino forestal hasta que se vé la Laguna Esmeralda. Aquí cambia el paisaje, el camino bajaba hasta llegar al borde del lago y se anda unos metros en cornisa. Entramos a un bosque austral que anticipaba lo que venía kilómetros mas adelante. Tobogán agradable, lejos a la izquierda se veían unas montañas nevadas y nos preguntábamos si teníamos que llegar allá. 





El bosque se termina para mostrarnos una casa a la izquierda, es el sector de los Puentes Mellizos y la desembocadura de la Laguna Esmeralda. Paramos a tomarnos las redbull, miramos largamente el paisaje, veíamos las montañas que están al poniente que son parte de Campos de Hielo Norte. El paisaje impresionante, no queríamos irnos de ahí.




Avanzamos varios kilómetros con paisaje panorámico y a esta altura del viaje ya éramos parte ese paisaje, la gente de las camionetas nos tomaba fotos. Cuando nos detuvimos a tomar agua y comer galletas paró una camioneta con 2 matrimonios chilenos que nos ofrecieron llevarnos hasta Caleta Tortel, con mi hermana respondimos al unísono: No gracias, vamos bien!. Es que el honor estaba por sobre todas las cosas y llegar en auto no era la idea. Gente muy agradable que antes de partir nos dio buenas vibras y fuerza para seguir.



El camino continuo en tobogán pero ahora entre grandes arboles, íbamos bien hasta que sentí un ruido extraño en la bici, paré y me di cuenta que el fierro que afirma la carga del carro estaba topando con la rueda del mismo carro, "que raro que se haya doblado ese fierro" pensé. Me subí a la bici avance 5 metros, pare, bote la bici, la revisé bien y me dio el infarto, hasta aquí llegaba el viaje. No se había doblado el fierro de la carga, se habían quebrado 3 de los 4 fierros que afirman la rueda. Pensamos rápido, "Hay que volver a Cochrane", desenganchamos los carros y nos pusimos a hacer dedo mientras pensábamos que hacer con el viaje a Tortel. "No importa" dijimos, "si no podemos reparar el carro hacemos el tramo con uno y listo, después resolvemos el regreso a Coyhaique". Creo que estuvimos 2 horas haciendo dedo porque la mayoría de las camionetas eran estatales y no pueden llevar civiles a menos que sea de suma urgencia. Finalmente una camioneta nos llevó, era nueva me acuerdo, Chevrolet dmax 4x4 roja, era de una constructora que estaba trabajando en Caleta Tortel. A la gente que nos ayudaba le dábamos algo; a la familia de Coyhaique le dimos tortas curicanas, al señor del camión en el Paso las Llaves le dimos muchos dulces y creo que esta no fue la excepción. No sé si la camioneta era buena ó el camino estaba impecable para los autos pero el joven se fue muy rápido, varias veces mire el tacómetro y marcaba 100 km/h. También fue muy amable porque nos dejó en el hospedaje donde habíamos alojado la noche anterior. Guardamos todo en la cabaña y salimos a buscar soldador para reparar el carro. Nadie quería soldarlo porque pensaban que era de un material especial y no creían que lo habíamos hecho nosotros (bueno, mi papá), llegamos donde un caballero que soldaba al oxigeno y nos dijo que hace 2 días le había reparado el mismo carro a unos franceses ( me hizo sentir un poco mejor al saber que no éramos los únicos). Le pedí que lo reforzara con una platina a cada lado y listo. Nos fuimos a bañar y partimos nuevamente a comer al restaurante, es que es muy bueno.



Estuvimos mucho rato ya que se demoraron en hacer los platos porque faltaba gente, cuando nos íbamos nos encontramos con los 2 matrimonios de la camioneta y hablamos hasta las 12 de la noche con un buen vino.

Cuando llegamos a la cabaña nos sentíamos muy agotados pero no era por el pedaleo sino por el sol que nos pegó todo el tiempo que hicimos dedo. Dábamos las gracias y nos sentíamos con suerte por haber reparado el carro y rogábamos que aguantara para el regreso.

*** CONSEJOS ***

- La salida sur de Cochrane tiene mucha calamina, es arenoso y no se puede esquivar. Son apróx 5 km,  mejora considerablemente al llegar a la bajada hacia Laguna Esmeralda.

- Saltos de agua en los Puentes Mellizos, solo acceso peatonal y no hay barreras de contención.


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